Sonries. No es una sonrisa al azar. Calculada, en el momento preciso. En el angulo preciso. Tan casual, que al momento siguiente duda de que haya sido real. Una invitacion de lo mas inocente ya te sirve para ponerla en tension. Un roce inadvertido le pone los pelos de punta, pero tu ya te has girado, como si no fuera mas que un accidente. Las amigables conversaciones que manteneis casi le pueden abrir el paraiso, le dan el alivio que necesita para no explotar. Te idolatra, te cuasi ama, no puede dejar de pensar en ti… Al fin y al cabo, eres tan atractivo y tan inteligente… O eso te crees tu.
Manipulador santurron, inocente en tu carniceria, lo que se llama lobo disfrazado de oveja. ¿De verdad piensa el mundo que te ibas a conformar con una presa? Lo tuyo es el juego sucio, adornado del ya clasico narcisismo camuflado en una tonadilla de mea culpa y fatalidad cuasi epica.
Es un juego divertido, te sonries entre dientes al verlas dudar, indecisas, cuando estan atrapadas en tu red, confundidas, desorientadas. Estas tan cercano, pero a la vez tan distante… Con esa apariencia de pobrecito yo, no soy nadie en esta vida, ayudame a "quererme", sigues liando tu telaraña de utopica figura inalcanzable, contando con su silencio, con su ausencia de accion. Lo tienes todo tan controlado que no le temes a nada. Intocable, te dices a ti mismo. Pero siempre te rompes por la misma falla.
Deberias prestar mas atencion al mundo exterior mientras juegas con tus muñecas, los personajes secundarios siempre acaban tomando protagonismo. Cuando entran en escena, aunque solo sea uno, y van atando cabos y soltando hilos, las muñecas se liberan, ellas solas se arrancan las vendas, el juego se te acaba, y quedas reducido a menos que nada. ¿No te lo dijeron papa y mama? Si juegas con fuego, te acabas quemando. Preparate para la purificacion, pequeño fracaso de Don Juan.
Arise 